Ayer por la noche me llamaron diciéndome que la primera entrevista había ido muy bien, y que les gustaría tener una charla conmigo hoy mismo. A las nueve me presenté en las oficinas, bastante pequeñas pero con un buen ambiente y mucha luz.
Primero llegó una chica de unos 30 años, pelo castaño, ojos verdes muy bonitos. Me dió unos tests de números, de personalidad, todas esas cosas. Y al final me dio una noticia del periódico Expansión y me pidió que escribiera lo que se me ocurriera sobre ella pero no más de media página.
Los tests numéricos me salieron bastante bien. Los psicológicos ya veremos. El artículo era sobre la crisis financiera de estos días. Escribí un pequeño resumen pero lo rompí y decidí hablar de cómo afecta la cotización en bolsa a una empresa.
Tras dos horas de tests la chica de pelo castaño, Ana, me vino a buscar y estuvimos hablando informalmente un rato. No se si era parte de la entrevista o no, pero descubrí que era la misma que me había hecho la entrevista por teléfono.
Luego entró una mujer algo mayor, quizás 45 años, aunque la verdad es que parecía muy joven. Quizás el pelo y los colores claros de la ropa le favorecían. Me hizo las típicas preguntas sobre mi pasado, mis estudios, mis objetivos. Nada especial.
Finalmente se despidieron de mi, les di las gracias por haberme recibido y por dedicarme su tiempo y me marché.
Estoy satisfecho de cómo ha ido todo.
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